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SYLVETTE CABRERA NIEVES -PUERTO RICO-

Nació en San Juan, Puerto Rico (1958). Posee un Bachillerato en Artes y Educación de la Universidad Interamericana de Puerto Rico y posgrado en Psicología Escolar. Es poeta y narradora. Miembro del Pen Club Internacional de Puerto Rico y Grupos Literarios de Hispanoamérica. Lectora/Consejo Editorial de Azogues Espejos (México). Colaboradora especial Revista Literaria Ágora (España) y Colaboradora en la Revista Poética Azahar (España).
Mención de Honor en el Certamen de Cuentos: “Mi vida en el Barrio”. (Argentina, 2022). Finalista en el Certamen de Epitafios del Cementerio Torrero de Zaragoza (España, 2022). Finalista en el Certamen de Cuentos “Monstruosa Navidad” de la Revista Verso Inefable (México, 2023). Mención de Honor en el 81° Concurso Internacional de Poesía y Narrativa 2023 (Argentina, 2023). Finalista por sus dos cuentos: Por los siglos de los siglos y El último abrazo, en el II Certamen Internacional de Microrrelatos “Aldea de Toya” (España, 2024) Ediciones Rubeo (México, 2024). Y finalista en el II Certamen Internacional de Relatos de “Torremocha” (España, 2024). Sus obras aparecen en antologías de Hispanoamérica, Asia, Brasil, España, Estados Unidos, Santo Domingo y Puerto Rico.
 

ATRACO EN EL CIELO

 
 “Los que tienen cara de bribones no les queda más recurso que ser honrados, pues de lo contrario se harían arrestar”. -Julio Verne-
 

 

 Pánfilo José mira por la ventana y ve el cielo llenito de sol. Camina inquieto de un lado para otro de la sala y entonces dice -¡Carajo, todo es un embrollo! Ya lo decidí. Voy a renunciar a Los 3 Cuernos, pero debo dar un último tumbe y uno colosalmente estético.
Ladea un poco la cabeza hacia la izquierda, cual espasmo nervioso, mientras se fija en el reloj de pared de la cocina.
Es miembro fundador de los Tres Cuernos, la cofradía de amigos de lo ajeno. Es una microempresa fundada hace una década por ladrones Como parte del reglamento establecido, el botín capturado se distribuye entre todos sus afiliados por partes iguales, participen o no activamente de cada robo. Originalmente, esta organización se llamó Los 3 Cuernos de la Abundancia, pero a raíz de que el tesorero, enamorado como un tonto de una mujer de medio pelo, se evaporó con las arcas para comprar su amor.
Para economizar explicaciones entre los socios, sobre tan penoso asunto, y evitar la merma de la matrícula, acordó la directiva quedarse sólo con Los 3 Cuernos.
Filo, esta desencajado, y necesita una señal que justifique su decisión. Algo que denote que el mundo está a su favor.  Decide buscar en la sección de horóscopos del periódico, y lee el suyo;
Libra: El momento es ahora. Asegura tus ganancias. Los astros te ayudan y con tu casa en Marte todo está bien aspectado para lograr tus metas.
¡Atrévete ya! Mañana será muy tarde. Caramba por ahí va la cosa, se dijo.
Eso es -¡Ajá!, se dice. Se siente como un magnate y luego con júbilo envía un mensaje de texto a Maraca y Bejuco: “Comunión hoy, a las 6:00 p.m., en las Glorias de Satanás. No fallen, Murmullo”.
Bejuco, contrario a lo que pudiera asociarse con su silueta, no es la figura de tallo largo, flexible y delgado que caracteriza a las plantas tropicales, sino todo lo opuesto.
Adquirió ese mote a raíz de un robo. Durante su huida y para evitar ser atrapado, como tantos otros compañeros de oficio, esa vez su pantalón se dividió, tanto como su amor propio, justo entre el terror y la vergüenza, en la única ruta de escape.
Fue cuando se quedó suspendido de la verja de alambres tanto por el volumen de su humanidad como por el peso del botín. Necesitó ayuda para poder liberarse de la alambrada que lo apretaba con fuerza en la parte más vulnerable de su anatomía.
La imagen quedó fija en las mentes de todos. Literalmente parecía, en aquellos momentos, que colgaba como una enorme y frondosa enredadera. Una escena que desbordaba un trasfondo poético. Se quedó suspendido como los bejucos; por lo cual fue bautizado y desde entonces, comenzó a conocerse con este apodo “bejuco” entre todos sus compañeros y nunca más regresó a ser Alfonso Luis Peña.
Bejuco, puntual como siempre, es el primero en llegar. Ya en el bar coquetea, un buen rato, con las bailarinas exóticas. Buenas mozas de escasas ropas, conocidas como las Glorias, por sus celestiales, pecaminosos cuerpos y divinos servicios.
Maraca se suma a la barra del pecado y le pide a Satanás tres wiskis en las rocas. Marcos Calatrava, alias maraca, es muy alto y flaco, además en el calendario marca los cincuenta y tantos largos. Ha desarrollado artritis, de un tiempo a esta parte, y sus articulaciones lo saben.
Dejaron la timidez con los años y ahora su esqueleto se hace sentir con cada paso, teniendo un notable sonido al caminar. Y como le gusta la rumba sus acólitos le dicen ahí viene llegando, con su redoble, señores la maraca….
En tanto Filo les hace una señal, a manera de código secreto, chasqueando los dedos para que se acerquen. Ahora parecen un tierno retrato de familia, los tres figuran en el marco de la ancha puerta.
Pánfilo, al principio de su integración a la familia de los Tres Cuernos, era conocido como Filo a secas. Pero aconteció que según fue pasando el tiempo y ante la marcada proliferación de eventos empresariales ha ido desarrollando ataques de pánico.
Él es el encargado de cronometrar el manejo del tiempo en cada actividad. Desafortunadamente el cúmulo de estrés se ancló en los nervios de Filo, comenzó a pasarle factura.
La cual viene provocándole una reacción o mecanismo de defensa, en donde su garganta produce unos decibeles más bajos de tono al hablar; es decir al metal regular de su voz, y hasta la pérdida esporádica de ésta en ocasiones de extrema ansiedad.
Por tanto, ante este hecho le apodaron de cariño y con mucha razón, murmullo, pues apenas se escucha lo que dice y suena más bien como un susurro.
Murmullo les explica, a los muchachos, que ha incubado el plan perfecto para asaltar el Cielo. La mansión de los herederos del imperio hotelero con ese singular apellido. Llena de valiosos y exquisitos cuadros, colección de monedas, joyería fina y una extraordinaria caja fuerte.
Supieron, por las redes que los dueños del emporio de los Cielo estaban de viaje en Europa y que el servicio doméstico trabajaba medio tiempo, solamente, por ese motivo. De igual modo, que no tenían servicio de guardias de seguridad, pues contaban con un buen sistema de cámaras.
Así las cosas, vieron la oportunidad servida en bandeja de plata y la inclinación de los astros a su favor.
Entonces diseñaron su plan de acción y las estrategias para conseguir su objetivo. Un martes a plena luz del día, sin temor, y sin que nadie los viera, sustrajeron los artículos con éxito.
En el proceso investigativo policial se analizaron las grabaciones y sólo pudieron ver a los hombres, pero nunca sus rostros. Tampoco pudieron levantar huellas, ni ver características físicas y esenciales tales como: el color de ojos o cabello ni tatuajes, estatura, constitución corporal ni color de tez. Realmente nada que los incriminara o identificara positivamente que no fuera más que una prueba circunstancial que no se sustentaría en corte y por ende en ninguna convicción.
Hubo celebración larga en los Tres Cuernos. Discutían a boca de jarro la nueva agenda de proyectos futuros. Durante el festejo hasta lograron persuadir a Murmullo para que retirara su renuncia, a la presidencia de la lucrativa empresa, y continuara ocupando el puesto por cinco años más.
Después de todo no fue poca cosa su hazaña. La noticia voló por todos los puntos cardinales del país. Asimismo, hubo divulgación de los hechos en el extranjero, pero todo a manera de teoría de los participantes. Pero en el fondo todo eran especulaciones y suposiciones. Dejando entre todos más preguntas que respuestas.
Por supuesto, de forma anónima, muchas bandas contrarias atribuían haberse llevado el botín y fanfarronearon de lo lindo en distintos medios digitales y redes sociales. Sin embargo, abonando al misterio sin sumar pruebas contra nadie y contra todos a la vez dentro del mundo del pillaje y el robo. Pero no podían probarlo y mucho menos adjudicarse públicamente el golpe por razones obvias.
Así es que solo crearon más dudas entre las agencias de ley y orden. Únicamente la cofradía conocía la verdad y con el código de silencio en vigor nadie jamás soltaría la lengua.
Todos conocían al dedillo el reglamento y en caso de que alguien optara por abrir el pico, es decir, atreverse a dar información comprometedora, tenían previsto un documento firmado donde se admitía la participación en todos y cada uno los crímenes previos por parte de los asociados. Nadie voluntariamente iba a dar con su huesos al bote y pasar años en la cárcel a merced de otros de su mismo pedigrí o peor aún ser tildado de soplón. Por tanto, nadie estaba dispuesto a ir a prisión y dejar sin sustento a los suyos. Ningún miembro de los Tres Cuernos hablaría y mas que todo porque no se iban a incriminar. Parte del éxito de aquel asunto estuvo en que a propósito dejaron las cámaras para que captaran siluetas solamente porque algunas las inhabilitaron mediante desconexión remota y a otras más le rociaron un tinte oscuro en el cristal. Dato que, por razones evidentes, la policía no quiso ni podía divulgar al público.
 
Lograron convertirse en el afamado trío de la historia, con el titular en revistas, rotativos y noticiarios nacionales y extranjeros. Con aquél espectacular y sonoro: ¡última hora, última hora! ¡Atraco en el Cielo!