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DILAN CHINO SANDOVAL -MÉXICO-

 

Nacido en CDMX. Oriundo de Xochimilco
Cuento con estudios de Psicoanálisis y también me he dedicado a la atención de pacientes, me he dedicado a la escritura desde hace 5 años.
Hemos colaborado en el podcast “Interno”, “OnVox”, en más de 40 ocasiones en revistas digitales, algunas son; Albores Capeill,  Alcantarilla, Anacronías, Anapoyesis, Axolotl Magazine, Black Fish, Centro Cultural Rosario Castellanos, Cósmica Fanzine, Cisne Negro, Creacionista, Dragón Escritor, El Bigote de Nietzsche, El Creacionista, Espacio, Fragmentos,  Gatomadre, Herederos del Kaos, Horizonte Gris, Iguales, Letras y Acción, Marjorie, Óclesis, Perro Negro de la Calle, Poetas de la Plata, Polilla, Salmón, Tuerca Andante, Virguliéresis
Hemos estado presentes en el festival POEMAN, en el festival internacional de poesía Xochimilco, en el II Encuentro de Poesía Xochimilco, en el Centro Cultural la Pirámide, en el Colegio San Ildefonso, en la Casa de la Cultura San Gregorio, Cuartel Artístico del Sur Milpa Alta
Tenemos publicados tres libros, uno llamado “Intersticios en el desayuno” disponible en Amazon, un segundo “Carnes, huesos y pellejos” en editorial Letras Negras, y “Restos de siluetas rotas” en Amazon.
Poesías itinerantes en Redes Sociales

 
Usurpaciones lentas


Las noches de cólera le han marcado la cara, el odio no se evapora, deliberadamente rompe los espejos virtuales,
en los confines de su mente nada es anómalo, cada diferencia se explica como una errata posible y merecedora de palpitar entre los vivos,
deroga sus oportunidades claves y se declina por descentrar sus treguas al infierno, conoce los rumores sobre los recintos parecidos al nirvana, su piel de carne se desvanece entre dichos mundanos, el detrimento y caos de su ciudad incrementaron su anhelo de dormir y despertar extenuado,
ama las almas abatidas, ama las almas derrotadas, la podredumbre no le merma, todo lo contrario, la mierda lo enardece y le inspira para sus coqueteos con la eterna soledad.

 

 

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Sangre


Ululaban de día, de noche y en las tardes, se sentía que esos dolores no acabarían pronto y que su estadía en el mundo no estaba asegurada, cuando alguien salía se podía notar un aire pesado, olía a gusanos pudriéndose,
nadie preguntaba, nadie hablaba, era como si todos esperaran, esto no terminaría bien, jamás termina bien,
cada persona arde desde las entrañas solo que algunos no gritan tanto, aprenden a mantenerse callados, con pequeños alaridos en fines de semana y en vacaciones, pero ellos no, sus rostros eran ruinas cubiertas por fuego ardiente, caminaban cabizbajos tomando mucho aire al andar, esta vida no les alcanzaría para deshacerse de todos los remanentes, de los gritos y de los dolores,
no había resquicio para las treguas,
veían todo como envilecido por el tiempo, por las palabras, por las personas, eran gentes que existieron para sufrir, cada hueso de su cuerpo era una grieta que sangraba.

 

 

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Hola


Nos encontramos solos e idiotas con personas ariscas, con personas mudas que hablan en lenguaje holgazán, sus bocas apestan a mentiras a medio decir, sin saber porque mienten se ahogan en sus vendimias, cada a cara y olor por olor, sus muecas cada vez son más irritantes ¿no se hartan? ¿no se cansan? ¿no mueren?

 

 

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Polvo


Este que es mi polvo se escurre entre las uñas y la ropa, llega de a poco, soborna al tiempo y las prórrogas que consigue son eternas, sus estancias parecen irreales, confluye con existires tempranos que se hacen notar algo tarde para su gusto,
cae, pero no como tormenta, suave se acomoda sin pena,
este polvo en las manos es escurridizo, a veces lo aspiran, no quema o hace llagas,
se mueve por señas en notas sobre el cobertizo, no se precipita por andar sobre documentos y papeles viejos, disfruta con la quietud de cuerpos inertes,
acá se oye el estruendo tenebroso,
el polvo suele caer sobre la cabeza, he visto polvo sobre la espalda y palmas de cuerpos lentos, el polvo escucha los latidos lentos, siente la carne, esa que ya no se mueve.

 

 

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Días fatuos


No andaba con alegría, los lamentos de sus muertos le reclamaban morir deprisa, no deseaba algo distinto,
lo irremediable le persigue de aquí hasta el fin del mundo,
guardó la calma, se detuvo a escuchar una canción, se detuvo a mirar al cielo, sintió como la luz se le iba alejando poco a poco,
se arrastró sin suplicas, nada le devolvería con los vivos, su marcha fue emprendida antes de su nacimiento, así que no tenía mucho que llorar,
no había a quién preguntar, y pasados los años el entusiasmo se borra de los rostros.

 

 

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Serie de hermandad


Él camina deprisa, estas calles y avenidas se vuelven sumisas bajo su idea, la claridad acompaña algún posible traspié, abre delirios para palmar riscos y abismos peligrosos, arremete contra el fuego,
le teme a la eterna quietud luego de no intentar respirar, los tiempos de los otros le recuerdan el segundero de la sala de estar,
antes rumió en sequias impalpables de dicha, tomó la mano y confió más de una vez, la suerte no se presentó en la penumbra de su requinto, ese día las nubes eran pesadas y la brisa era más salada de lo normal, lo sabía y no dudó,
era tiempo, era su tiempo.

 

 

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A-dios de verdad


Embestidos por una marea baja, sienten las seis de la tarde como el fin del mundo, las rocas son sus únicas compañeras, golpean, inconscientes la orilla invoca una lucha perdida, llegar y estar a salvo no está entre sus últimos minutos, ninguna llamada al celular tranquilizará una partida de este puerto, esas lágrimas son una despedida lejana, no dejan otra,
las fuerzas para resistir no bastaron, se requería de una mano, se requería de un coraje que no ha nacido en los hombres de esta tierra, caras de pánico describen la marcha abrupta,
innombrable y triste.
No más de tres minutos, esa quietud tras el último movimiento duró poco, nadie soportaba seguir cerca. Luego de unos días se nota que la alegría es una mentirosa garante. Se nota que la vida también engaña.

 

 

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Atemperados e iracundos


Andaba con pies ligeros, cuando se detenía lo hacía para desdenes largos. Cariño reciben sus restos, se apropió de una vida que daba ganas, cumplía con los dictámenes,
entraba a casas desconocidas, y no investigaba sus nombres, que ahora son muchos. No cabe en la memoria de los suyos, en ese cuerpo ya no entraban más palabras,
en esencia, se expropió lejos de las miradas acuciantes, halló rumbos trastocados e inspirados por delirantes manufacturaciones de vidas salvajes,
saltó frente a la casa de una tía, caía en asfalto, caía en gente que lo sabe amar, recibía nostalgia, por eso no hubo notas para nadie, los recados que dejó eran una suerte de incitación, no se guardó para más tarde, mostró las cartas, mostró un corazón vivo,
 muchos lo vieron con letras de sangre frescas, era monstruoso,
llenó su alrededor de arrojos, quedó para los vivos el sitio donde descansa.

 

 

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Bruma delirante


La tinta negra escribe con más honestidad que la propia mano, no hay y no tiene hora predilecta,
susurraciones les encomiendan dormir menos, los suspiros de la gente de fuera le hacen levantar a las siete a.m. esa pequeña risa al tocar la puerta del dormitorio levanta la frente, que colmada de arrugas no encuentra un arma lo suficientemente resistente para defenderse,
  deja de lado a los suyos, se queda sin textos y párrafos, necesita salir y mirarlos a la cara, necesita sentir sus cuerpos cálidos, su cuerpo es demasiado gélido,
sus estancias desde hace años no le alcanzan para alzar las manos, no participa de las vidas como los demás, como el resto,
las oraciones del final las pone para no desvanecerse, se marea al seguir intentando levantarse tarde,
aquél, el de allá, le solicita cerrar los ojos.

 

 

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Cuervos viscos


Ese cuento quiere volver a oírlo, en ese cuento la desdicha es destrozada, ese cuento fue un regalo muy temprano, no aprendió nada de allí, no se aprende de los cuentos que se divierten con provocaciones frías, la protagonista bailaba bien, conocía personas importantes, se dirigía con confianza, pasó de transiciones a edificaciones vigorizantes.
Sobre sus horizontes se dibujaban siluetas enmarañadas y multiformes, tomaba una senda por días y no hacía preguntas, esas sendas requerían de toda una vida para mostrar y construir, luego regresaba como si nada,
se mudaba de ropa, se bañaba y emprendía una muerte más, no entendió nunca de que trataban las sendas y nunca lo requirió, ni para vivir, ni para morir,
lo insustancial en algunas mentes cobra un extremismo de sentido que no podría estar más equivocado, camina.

 

 

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Denominaciones muertas


Brújulas y peldaños acompañan a torturas de medio día, aquí en este punto puedes ir o volver, abdicar o iniciar, no importa mucho si la dejadez instaura relevos, la elección será tomada.
El consentimiento no lo solicitan, el sentir propio se ha recorrido a lo más privado, se ha arrinconada para no causar molestias, evasivamente encuadra en lo que está estipulado,
 no puede no involucrarse tanto, pierde.

 

 

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Empleada terca


No se ilusiona con las ganas de vivir o de una vida mejor, nada de mundos mejores mantendrán esta ridícula cordura, la cabeza y sus ideas cuelgan de las escaleras sobre el sótano,
una rica cena, un desayuno completo colindó con una muerte anunciada, ya no quería vivir, ya no quería intentar, sumaban más los buenos momentos que los malos, pero un corazón listo para arrogarse no convoca opiniones ufanas, sus mitologías personales eran iracundas con los sosiegos de esta vida,
derrumbaba buenos sueños y buenos tratos, no creía más en la buena o mala fe, se sentía y veía consumida en mierda,
lo demás eran restos de lo mismo.
Ya no se quejaba con los conocidos, ya no discutía o brindaba razones, su enemistad con la vida le acerco a entornos de muerte, sin decoros o nombramientos llamativos, todo fue privado, con poco ruido se fue,
cabeceando en las últimas charlas también traía la cara desencajada, ida, estaba ya de ida, sus ojos atrajeron unas cuantas miradas que resistían, en fin, se fue sin mucho ruido.

 

 

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Farsas cariñosas


Calmas y tranquilidades, estas personas claman por treguas, la lucha sentencia sus finales agrios, nada de nuevas medallas, nada de menciones honorificas, sólo cuerpos destazados llevan a casa, esto resulta luego de seguir pantanos de ideas ajenas, se mandaron almuerzos con tripas y sangre desconocida.
Las trincheras son su única relación con este mundo muerto, salieron de allí demasiado tarde, al llegar a sus hogares nadie los reconocía, no llegarán completos ni vivos, también llegarán en trozos,
sus guerras no son sus guerras,
son suicidios colectivos,
primero cedieron al gatillo, y tarde o temprano cedieron la mente y el corazón, abandonados a la suerte fueron asesinados y fusilados junto con sus recuerdos y nombres,
no aman, no odian, no viven,
ahora marchan y accionan pensares de gentes a kilómetros y años de distancia, fueron despojados de todo, ahora penan y rezan por morir rápidamente.

 

 

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Gastos innecesarios


Están callados y alejados,
mantuvieron sus credenciales enlistadas en las sorpresas venideras, en sus libretas tienen información irrelevante para las nuevas generaciones, loable intento de no partir sin voz, no son los únicos, ni siquiera los primeros, saben de sobra que parten sin una sonrisa en la boca, parten porque ya no caben,
los otros les vienen pidiendo que se marchen, también quieren jugar a las cosas importantes, quieren cambian un país, quieren revolución, quieren que la gente que aman esté bien, a esto se reduce su sentir y hacer, a convalecer en la oscuridad.
Priorizan sus entendimientos de caridad por asaltos sin piedad, los nuevos no entienden a la primera, calumnian a su propia carne, traicionan a todo lo vivo, lo muerto o lo que sea posible profanar,
los viejos se han ido quedando sin inscripción en las lápidas, no son suyas tampoco.

 

 

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Ruido hondo


Usan máscaras con cuchillos afilados,
los conocidos pasan sin ver, se mueven entre sus pausas y se alejan, no huyen porque aquí viven, no cambian porque no entiende que eso es posible, se martillan y taladran con tanto estupor que a veces no duermen, sus almas salen de sus cuerpos cuando el cuchillo entra, se desangran, y mañana regresan con sangre limpia y nueva, sus depuraciones son apreciaciones burlescas de los que tienen opción de morir,
estos primeros se dan el lujo de pensarse muertos y en sus “después”, los segundos no saben que mueren, no saben que están tambaleando con gravedad altísima, no están en los mismos espacios,
los segundos salieron por error, no conocen su eterna desdicha, andan y andan con la mirada agachada, mueren de rodillas cada vez que se los pidan, tienen un corazón valiente que lucha por no ser trasplantado o extraído totalmente,
no se les deja nada, no se le permite nada, nada es de ellos,
fueron tan robados que ni su muerte les pertenece.

 

 

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Reclamos


Aquejados por el cenar de mañana, por la noche deambulan cual luminarias por zozobras del hoy, se fuman los hoy por los mañanas, por los después y por los casi, casi tengo la casa, casi tengo vacaciones,
pensemos en el casi como en la transparencia del alma, el alma siempre está a punto de morir y casi siempre está a punto de vivir, como una historia contada a medias para agregar un buen final, sólo que en realidad la historia es esa media contaduría,
nunca podría darnos más que esos medios, esas casi completas alegrías, siempre nos queda a deber, promete más de lo que está en su mano, tortura con una sonrisa de oreja a oreja, mutila los grandes sueños en luchas que desgastan el espíritu,
hace que nos olvidemos de soñar para sólo conformarnos con visiones elegantes, visiones entorpecedoras, alucinaciones de goce liberador de lo tumultuoso de existir.

 

 

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Hoy


Parecen sonidos propios de una tarde ciudad, escandalosas novedades en las banquetas, gritos de alegría en las avenidas, ruidos fulgurantes emanando de los transeúntes.
 Bocanadas de aire toxico, perros labrando, gente sumida en el gentío que tienen de frente. 
Cada cual abrumado en sus finas texturas nimias, unas por acá, otras más acá y como siempre unas muchas por allá, en un allá bien próximo, tan próximo como el límite de su libertad e imaginación, al abrir el monedero o la cartera, así de próximos tenían la felicidad.
La calma tan ansiada luego de horas de desgarro frente a un hacer irremediable y bestial.
Vidas de cada una de esa pobre gente sumida en avaricias y anhelos con nombres ajenos, heredados de un antaño ideal saturado de desconocimiento, una falta de respeto a la propia fatiga, sí la pérdida de alma es personal, personal deberían ser los anhelos y las formas de hacerse con esas delicadas perlas,
en cambio, viven vidas de otros con el tiempo propio.

 

 

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Proscrito


Cuanta sobriedad para los martes, palabras correctas, pausan en tiempo y forma, pero al final pusilánimes frente a nombres conocidos, parecido a él éramos los demás, roídos por las sombras de la muchedumbre, no somos más que las habladurías de los sábados, nuestros nombres terminaran saliendo en una tertulia de sábado por la mañana, y sin más no se repetirán, el viento acallara las memorias de los nuevos y de los vetustos,
la ruindad es inclemente con los seres vivos, nos arrincona poco a poco hasta esta en un vapor lento y apacible, ahoga de a poco con fuertes bocanadas de tierra y muerte,
sus llamadas comienzan con susurros y lamentaciones en habitaciones conocidas, luego se muda a los odios de las personas que amamos y las risas se empiezan a ir, las visitas ya no llegan y las sábanas son un sepulcro respetuoso con el que no todos gozan,
parece que la sinceridad nos brinda una mueca agria al decirnos que no hay últimas palabras para un moribundo y que nuestras palabras son siempre las últimas, siempre se está en el final.

 

 

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Reacción


Patrañas de un conocido y antaño amigo, es una de las facetas más honestas que posee,
un monstruoso afán por no perder el rumbo, un rumbo que sin embargo ya estaba perdido al no ser él el que lo construye, por las mismas horas sale a dar las mismas caminatas,
ha dicho que son pequeñas huidas para no forzar demasiado a la máquina, más de cerca confiesa no tener opción, las anomalías de las que se percata se funden con las mediaciones extrañas y erróneas de mundos no equivocados, pero sí vagos, estos mundos no son impuestos, pero al verse acorralado por el tiempo y el dolor que encubre la desesperación baja los brazos,
ese contenido digerido es una masa vomitada llena de enervaciones blasfemas, esos mundos logran confianza gracias a la multiplicación de reflejos cómodos, otra gente con otra vida ensoñándose con soliloquios narcisistas y por demás ignorantes,
mentiritas entran por su oído y lo carcomen totalmente, amigos conocidos bajo el manifiesto de lucha.

 

 

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Gente


Ellos se levantan temprano, quieren apreciar el día,
se mueven por diferentes escenarios para materializar su existencia, lo hacen por el camino del acto y de avatares risueños, quieren vivir por eso ríen, cada hora es una oportunidad, por lo menos esa es su primera traducción,
pasan los minutos y la noche asecha sus ideas, sus planes dejan de ser ciertos, se alejan de ellos, se vuelven terminantemente algo que no llegará,
se cansan, la fatiga acaba con ellos,
las muñecas truenan,
intentan dormir antes de las diez para que el día no se alargue y muestre que otra vez están vencidos, el dolor de ver que nunca existieron treguas para nadie termina por pisotearlos, agachan la cabeza,
no hay corazón tan fuerte,
vayamos con ellos, pero no hablemos sobre eso, no hablemos de sus muertes declaradas, si llegan llegarán no hace falta evidencia, los cuerpos ciegos, sordos y tristes son los últimos, aunque todos caen.

 

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Letargo


Compases lentos fluyen con la saña que les permiten, sombrean cuerpos lánguidos, se aferran al temor y al olor a carne muerta, los gusanos fúnebres son sus favoritos, no avasallan, su manera es delicada,
contemplaciones en las mañanas son su mejor método,
nacen con los suspiros que su vida les produce, desde aquí hasta la tumba estos compases no muestran piedad, borran restos de calma, de bienestar, sus insignias se esfuman en diminutos trechos de tiempo, gestan pensares lentos y torpes,
sus arenas se tragan palabras o hechos importantes para sus huéspedes, así lo hacen, existen en pausas de tiempo, en pestañeos del incrédulo explotan letargos ocultos.

 

 

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Coach


Sórdidos y vómicos séquitos del siglo actual,
infestan vidas neófitas, malogran lo que de inicio debió no existir, este performance no debió presentarse, es pura estulticia, es tan explicita la estupidez que resulta pornográfico, hiere conciencias, conocimientos y estares dignos en este mundo, cual esperpento con un poco de suerte construye desechos y los imberbes tragan y consumen sin mesura, los limites se trasgreden, estas sequitas se propagan, las puertas al odio no pueden ser el único camino, un pronto miramiento postra el avecinamiento como un espurio, como inmundicia que culmina con un espasmo,
tortura desde recintos demasiado lejos, no podrían verlos, la cordura reina bajo estos risorios e hilarantes hombres funestos e ignorantes.

 

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Intentos


¿Dónde yacen los sublevados?
¿dónde nacen las rebeldías? ¿quién conoce la iniciación de la sedición?
Restos de subversiones se apilan en altares comunes, la guerra comienza muy temprano, para cuando las fuerzas y el coraje están dispuestas la condena cobra su cuerpo nuevo, treinta, casi sesenta, ninguno vale ni vive lo suficiente, cada decantación, cada zozobra arrebatada a la horda es suprimida, esta se adelanta, se mueve bien entre huecos,
sus recovecos cortan inspiraciones, fulminan gente, sueños, humillan a los corazones arrojados, se burlan de los cabrones, primero amedrentan las piernas y luego el cuello, el fin se muestra por las ventanas, rinde a cada uno desde el nacimiento, sus finamientos son insorteables, ahoga y cuelga las más llanas o bellas esperanzas, los últimos zombis en pie que son la única resistencia terminan con la conciencia desgarrada,
poquita vida, poquito se puede hacer por ellos, ellos también mueren pronto.

 

 

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Días


Hacia atrás, las provocaciones vienen marcando los pasos a dar, según esto las huellas no tambalean, la preocupación suele ser infartarte, matan gente, en su singularidad y sobre todo en sus contornos el juego no está tan dado como parece, todo aquello que es y tiene que ver con humanos es fácil desmoronarlo.
Palmo a palmo surge la improrrogable necesidad de vivir, aguantar es el único punto válido, las maneras no han sido nombradas,
la desesperación a partir de la desesperanza gesta aberturas infinitas,
sí se arriesga la vida, resulta sensato ganar algún día.

 

 

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Huida


Método tras método los huesos de las rodillas se dislocan, esta es al parecer una buena señal, así la marcha asegura no seguir por mucho, nacen formas, nacen ídolos, los débiles palpitan por hacer de los restos emblemas que vayan para la perpetuidad eterna, la moral es muy baja, las piernas propias no están diseñadas para cargar el peso de cada uno,
se requiere un resto de ídolo, una buena dosis de compasión alarga hasta los sesenta años,
martirios que acomodan una vida, los que caen suelen no volverse a levantar, cualquier llamado no vuelve con el mismo rostro, cuando ella mira arrebata algo, se apropia de cosas, cuando ella se presenta la tierra no deja de temblar nunca, un temor agregado,
miedo a vivir y miedo a morir.

 

 

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Adiós


Por estas orillas camina su suerte,
los coqueteos ya no son propuestas para andar hacia adelante, ahora se quedan sumergidos en intentos débiles de movimiento, él lo tiene bastante claro, sus formas andan alejándose, por varios días avisto viejas caras y cuerpos que le consagraban a querer, los cuales ya no están y si están no estarán que es casi lo mismo,
ese tiempo de espera es ilusorio, no se dejará hacer otra cosa que advenir en circos dolientes, ahora convocado por la muerte la suerte no juega el papel protagónico, la fuerza de resistir mengua, el traslado se disfruta con una paz de terror, los escalofríos ya no avisan sobre sorpresa de la vida, ya no miran hacia ella,
su suerte se termina y los ojos también quieren ya no ver estas eternas palpitaciones de dolor.